DOCTOR
EDGARDO MALASPINA
Maestro,
tu voz ha sido escuchada dentro y fuera de nuestra fronteras, voz sabia que
habla de ancestros enraizados en la docta Europa, voz sosegada que habla de
tu paz interior, entregada siempre a la reflexión profunda, gracias a lo cual
has dado frutos excelsos a la posteridad.
Maestro,
has delineado límpidos caminos para que tus discípulos continúen la senda de virtudes que has labrado desde tu polifacética
condición humana.
Un
Juramento Hipocrático te plegó por vocación a la medicina. Tu sensibilidad te
ha permitido, además de eso, trascender por la senda de la poesía para entregar
tus dones con la transparencia que te caracteriza.
Y
has sido médico de pueblos y de almas, pues tu palabra en ambos escenarios ha
sido genuino aliciente, allí en tiempo y espacio absolutamente necesarios. Por
eso todos apreciamos tu obra y tu trascendente condición humana y rogamos a
Dios Todopoderoso que sigas haciendo caminos al andar, en ese permanente
transitar donde intelecto y espíritu se
conjugan en perfecta armonía.
Abilio
Briceño