domingo, 2 de agosto de 2020

NINA

NINA



Edgardo Rafael Malaspina Guerra

A mis nietos Valia, Nico y Sebastián, amantes de los gatos.

1

El lunes, 29 de junio de 2020, nuestra gata Nina no regresó de sus andanzas nocturnas. Desde un principio cerrábamos todas las ventanas a la hora de irnos a la cama para que Nina no se escapara; pero ella se despertaba en las madrugadas y maullaba para que la dejaran salir. Decidimos abrir las ventanas: Nina hacía sus paseos (salía y regresaba inmediatamente) y la casa se ventilaba mejor. Pero luego sus cortas andanzas se transformaron en largas incursiones, hasta que una vez sentimos su ausencia, prolongada por varios días hasta ahora.

2

Pensamos que Nina puede regresar en cualquier momento. Muchos animales se marchan lejos de sus hogares y luego regresan. De mi infancia recuerdo a una perrita de nombre Letrica. Una tía decidió deshacerse de ella y la envió a un campo a más de cuarenta kilómetros de Las Mercedes del Llano. Se llevaron a Letrica en un camión y la dejaron por allá bien lejos como había sido planificado. A los pocos días Letrica estaba en el patio de la tía Rogelia meneando la cola: la inocencia de las mascotas no les permite sospechar la perversidad e ingratitud de los humanos.

3

Pero con los gatos puede ser diferente. En un libro que me enviaron de Rusia dicen que los gatos a la edad humana de cuatro años pueden decidir marchase para siempre de una casa. Nuestro muy amable gato Garfield, y que yo simplemente llamaba Gato Amarillo, salía todas las noches y regresaba por las mañanas. Le daba su comida y luego se acostaba cerca de mí cuando estaba en la computadora. Oreo, un gato siamés, se acercaba a Garfield de manera muy inamistosa: constantemente lo atacaba y no lo dejaba descansar. Un día Gato Amarillo no regresó, y más nunca lo vimos. Me quedó la duda si lo hizo porque decidió cambiar de hogar por lo del periodo de cuatro años mencionado y que efectiva y casualmente era su edad, o simplemente se fue para evitar las hostilidades de Oreo.

Nina tiene seis años, por lo tanto, la regla de los cuatro años para abandonar su hogar no aplica.

4

Nina se peleaba con un gato del vecindario. Una noche escuché ruidos   por la ventana de mi cuarto. Sólo pude ver dos sombras gatunas corriendo en fila y vertiginosamente, una de las cuales saltó por la ventana de la sala, y que luego supe era la del gato vecino porque Nina gruñía sentada sobre el diván, mirando hacia la calle y moviendo la cola con enojo.

5

Tenemos una vecina que escucha todos los días esas canciones que algunos denominan “de perdedores”, por ser tristonas y quejumbrosas. La música de esas canciones es lúgubre, te baja la autoestima y las defensas inmunológicas; mientras que la letra te quita el apetito y hasta las ganas de vivir. Además, nuestra cercana moradora cuando conversa con su hermana lo hace como si tuviera cerca de sus labios un megáfono. Algo me dice que en alguna parte he tenido una vecina de igual comportamiento alegre y estentóreo. No obstante, la chica es amante de los animales: tiene un perro salchicha que suele visitarnos para pelearse con Nina. Le preguntamos si no había visto a nuestra mascota, y nos contestó que cerca de aquí hay gatos salvajes que atacan a los felinos caseros. Nos dijo que sabía de esas bestias porque su gatito fue asesinado por una de ellas. No son buenas noticias.

6

Todas las noches veo a Nina en sueños, y estos sueños en realidad son un ritornelo de su comportamiento: me despierto y la tengo dormida sobre mi pecho o sobre mi espalda. O simplemente, apenas abro los ojos veo que está a mi lado mirándome fijamente como preguntándome si ya descansé lo suficiente. Apenas me muevo, ella salta hacia su plato y yo la sigo para darle su comida. Siento que se desliza por la ventana y se acuesta plácidamente sobre mi sillón. Pero todo esto son sueños “y los sueños, sueños son”, como decía Calderón de la Barca.

7

Hace dos años Nina se enfermó: no me buscaba en las mañanas para que le diera su comida, y como no tenía apetito ni bebía agua empecé a darle alimentos con una inyectadora. Licuaba la “gatarina[Fn6] [Fn7]  y se la daba con una solución fisiológica. Después de tres días se observó mejoría. En un principio pensé que había sido envenenada porque en dos ocasione levantaba una pata delantera y hacía movimientos robóticos. Tenía una especie de síndrome espástico con pérdida de la coordinación motora.

8

Aquí hay unas estructuras de hierro para la basura, ubicadas frente a cada casa, a cierta distancia del suelo, para evitar que los perros callejeros alcancen y rompan los paquetes con desperdicios. Natalia me dice que no puede dormir porque le molesta el fuerte olor emanado de una bolsa recientemente depositada en la carcasa. Suelo ver el programa Investigation Discovery para tratar de entender y sorprenderme con el insondable mundo de la psicopatología humana: gente simpática y apacible, cuya conducta inspira la más total de las confianzas, pero que comete los más atroces y torcidos crímenes. Los sabuesos de Investigation Discovery  no se detienen ante nada y todo es digno de su atención, incluyendo los más nimios indicios. En ese sentido lo que es basura para todo el mundo, para estos policías pueden ser evidencias tangibles contundentes de un delito y por eso se les ve hurgar en la misma de manera imperturbable. Quise imitarlos y por eso decidí revisar la basura emisora de la fetidez. ¿Acaso allí entre aquellos desechos insoportables al olfato yacía el cuerpo inerte de Nina?  El por qué pudiera estar en ese lugar era harina de otro costal que debería averiguar más tarde en caso de comprobarse la sospecha primigenia.  Era de noche y eso le imprimía un manto de misterio al asunto. Salí hasta la calle, miré hacia los lados y comprobé la ausencia de mirones incómodos. Palpé por fuera las envolturas de la bazofia y me pareció tocar algo dudosamente orgánico. Rompí las envolturas y llegué hasta el fondo. Meticulosamente examine el contenido de las inmundicias para comprobar que eran restos de abundante comida en descomposición. Puse todo lo removido en dos sacos, los cerré y entré a la casa para lavarme las manos. Sólo entonces comprobé que tenía una herida en el pulgar derecho y que había realizado mis pesquisas sin guantes .  Casi que se materializa en mí aquello de que la curiosidad mató al gato. ¡Soy un investigador policial fabuloso y sin contendores!

9

La primera residencia que habitamos tenía un patio de medianas dimensiones, colindante con una casa y también con la calle. Nina tomaba el sol sobre la hierba, saltaba la verja y husmeaba por todos los rincones. Una Noche lluviosa con fuertes vientos que recordaban Cumbres borrascosas Nina se escapó y maullaba bajo la lluvia, entre las sombras y el ruido del viento. Yo la perseguía y ella se ocultaba bajo cualquier objeto. Yo cerraba la puerta e inmediatamente ella se acercaba y maullaba como pidiendo que la dejaran entrar. Yo abría y ella corría nuevamente hacia atrás. Nina jugaba y yo sólo quería dormir porque ya era medianoche. Entonces decidí no abrir más. Nina se acercó a la puerta para maullar acentuadamente y con insistencia. Abrí y ella entró mansamente. Había terminado el juego.

10

Tenemos un vecino que es electricistas y vive al frente. El dueño del apartamento le pidió que revisara nuestra ducha con un desperfecto: no calentaba el agua. Vino y luego de examinar   el aparato me dijo: Estas cosas no se reparan, se botan y se compran nuevas. Soy americano. Se fue, regresó con una ducha nueva y con unos zapatos especiales para evitar golpes eléctricos. Mientras trabajaba establecimos una conversación: ya el sueño americano no existe, según sus palabras textuales. Sin embargo, todos los años viaja a su patria porque allá es donde gana buen dinero cada temporada. Al marcharse me dijo que las duchas eléctricas eran muy peligrosas y por eso en su país estaban prohibidas: la corriente y el agua pueden resultar en una combinación mortal.

11

Todas las mañanas cuando salgo a caminar veo al americano parado en la entrada de su casa. Lo saludo. ÉL fuma, enciende un segundo cigarrillo con la candela del primero, tose y responde cortésmente. Un día lo visite para comunicarle sobre la desaparición de Nina.

- Las mascotas son miembros de la familia, por eso entiendo tu sufrimiento. Por otro lado, no te preocupes, no se la comerá nadie, no estamos en China. Si sé de algo te informaré.  Eso me respondió.

 Reí con gusto por lo de China y sus preferencias culinarias, geográfica y consoladoramente inalcanzables hasta Nina.

Al tiempo tocó nuestra puerta el americano y nos dijo lo que supo por su esposa: cerca de un parque vieron el cadáver de un gato y a muchos zopilotes (zamuros) volando y merodeando el lugar. Natalia y yo salimos rápidamente para explorar la zona señalada. Caminamos por todos los parajes indicados, e incluso más allá. Empezó a llover: al principio unas gotas menudas, más tarde se desarrolló un verdadero aguacero. En nuestra brusca partida olvidamos los paraguas, adminículos indispensables en una región donde un tiempo bien soleado en unos segundos cambia de parecer y se transforma en nubarrones oscuros, truenos, relámpagos y precipitaciones friolentas. Caminamos lentamente, escudriñando palmo a palmo la zona, y empapados hasta los tuétanos. Pero la lluvia no era obstáculo para continuar la búsqueda. Una gran tristeza nos embargaba y se reflejaba en nuestros rostros mojados.  Deseábamos encontrar algo para cerrar el ciclo, pero también deseábamos no encontrar nada para mantener una rendija de esperanza. Regresamos sin poder confirmar la versión del americano, lo que de ninguna manera niega su posible veracidad. Le informé al vecino los resultados de nuestra incursión. Me contestó que eso significaba que la gata regresaría.

12

Luego de escampar Nicolás y yo hicimos un recorrido por los mismos sitios antes visitados. Por esta zona se ubican varias fincas cafetaleras separadas del entorno por unas tupidas rejas vegetales, asimismo hacia adentro se observa un intrincado bosque, seguramente poblado de una fauna no precisamente amigable con la gatuna. Nico llamó a Nina insistentemente. Soledad y silencio por respuesta.

13

Escuché unos maullidos lastimeros y lejanos una madrugada de lluvia.  Me levanté y agucé el oído, pero cesaron. No pasaron de dos.

14

Katia colocó una información en Facebook sobre la desaparición de Nina, incluyendo una recompensa por su rescate. Alguien comunicó que en Portugal una gata desapareció y fue encontrada a los dos meses en una casa abandonada, huyendo del acoso de otros gatos y deshidratada.  Igualmente, Nico pegó carteles en distintos puntos de la urbanización.

 

15

Natalí encontró a Nina en Maracay y se la trajo para San Juan de los Morros. Inmediatamente empezó a compartir con los otros gatos que vivía con nosotros.

16

En nuestra primera residencia el viento rugía contra las paredes de vidrio de la sala toda la noche. Los pájaros iniciaban sus cantos a las cuatro de la madrugada antes de que el sol empezara a desplegar sus primeros rayos. Nina salía de cacería y repentinamente corría hacia la casa con lagartijas, por lo general, pero varias veces se presentó con pajaritos, chicharras y hasta con un sapito, de los que cantan con la caída de las sombras. Lo de las chicharras, que sucedió varias veces, parecía el concierto gatuno de un ventrílocuo: con la boca cerrada Nina emitía sonidos que me sorprendían por parecerme raros e inusuales porque, como luego supe, resultaban de la combinación de la estridulación   del insecto volador con los propiamente felinos. Se las quitaba para lanzarlas al viento. Las chicharras volaban hacia el patio contiguo, lejos de las garras de Nina, para continuar con sus chirridos presagiantes de lluvias.

17

Sebastián sugirió buscar a Nina en los alrededores de la residencia que habitamos al principio. Esa sugerencia tenía sentido porque el comportamiento animal puede ser impredecible y nada tiene de extraño que Nina haya   querido regresar a su antigua pradera, especie de peculiar coto de caza seguro. Le enviamos un mensaje a la casera preguntando si no había visto a nuestra mascota. La respuesta negativa no se hizo esperar.

18

Ya dijimos que la primera casa tenía una sala con paredes de cristales. Una noche me desperté sobresaltado por un sonido, claramente provenientes de un altercado entre gatos. Nina maullaba y lanzaba manotazos contra el vidrio, mientras se desplazaba de un lado a otro: peleaba contra su propia imagen. No pasó la prueba del espejo, sugerida por algunos científicos para determinar la consciencia de sí mismo que puedan tener los animales. Le dije: ¡Tranquila!, don Quijote, estás peleando con molinos de viento imaginarios.

19

María y yo viajamos a Maracay al consultorio de una veterinaria y poder cumplir con los requisitos exigidos por las agencias de viajes con respecto a las mascotas. En sendas jaulas duras iban Nina y su hija Muma, la gata de María. Los animalitos pasaron los exámenes médicos exitosamente.  Con la gata de María se presentaron algunos inconvenientes en el aeropuerto de Valencia que fueron solventados gracias a las diligencias de la veterinaria. Por otro lado, la agencia cambió las reglas para transporte de animales, los cuales debían viajar, no en el depósito del avión sino debajo del asiento del pasajero. Entonces, debimos comprar unas jaulas blandas. Cuando me correspondió viajar Nina fue una buena compañera y permaneció en su jaula muy tranquila durante el vuelo. Muchos niños se acercaron para saludarla. En el aeropuerto, durante la larga espera, realicé una caminata por todos los corredores y a veces me sentaba en cualquier banquillo para leer El arte de la guerra. Nina se asomaba por las rejillas de su jaula y observaba calmadamente y en silencio. Subimos al avión y nuevamente se acercaron unos niños a saludar a Nina. Aterrizamos en apenas una hora, recogí mi equipaje, me sellaron el pasaporte y salí. Pero una voz me detuvo:

-Señor deténgase y regrese. Usted lleva un perrito y no hemos revisado la documentación. La chica que me había recibido y luego llamado se acercó a la jaula, sonrió y dijo:

- ¡Ah es una gatita!

Leyó la documentación y nos dejó avanzar.

20

Natalia gritó de alegría diciéndome que Nina había regresado. Entró por esta ventana, dijo, y me señaló el sitio exacto por donde había saltado. Nosotros la tomamos y la abrazamos. Nina maullaba haciendo manifestaciones de cariño. La palpé para saber si había perdido peso y la revisé en busca de posibles heridas. Su salud era muy buena: su pelaje estaba limpio y brillante. Le coloqué su comida. Comió, se fue al sillón y empezó a ronronear. Me desperté desilusionado en medio de la madrugada fría. Me levanté y revisé la casa. Uno sueña lo que anhela, las cosas que desea.

21

Nina acostumbra afilar sus uñas en cualquier parte, como todos los gatos. La regañábamos cuando rasguñaba los muebles. Ella huía inmediatamente luego de nuestras amonestaciones y se ocultaba de nuestra vista. Más de una vez nos despertamos en la noche al escuchar el típico ruido que producen las garras de un gato sobre una superficie de madera o de cualquier otro material. Corríamos hasta Nina y le dábamos el sermón para la ocasión. Decidimos que era conveniente que ella tuviera su propia alfombra, y se la compramos. Nina dormía sobre su nuevo tapiz, amolaba sus garfios sobre el mismo, y más tarde continuaba el pulimiento de sus pezuñas sobre los muebles. Nunca fue tan cierto aquello del gatopardismo: cambiar todo para que nada cambie .

Una noche me desperté asombrado al escuchar los sonidos de los que estamos hablando. Provenían de la sala, aparentemente. Mientras me dirigía al foco emisor de las peculiares ondas sonoras, pensaba que Nina había regresado y hacía lo que gustaba hacer por las noches: raspar muebles.  Dirigí la linterna hacia todos los rincones al mismo tiempo que el ruido cesaba. Nadie estaba por allí. Enfoqué al reloj: eran las cuatro y veinte de la madrugada.

Le conté a Natalia lo sucedido. Ella me contestó que, si seguía así, iba a terminar viendo cosas muy extrañas como en Cementerio de mascotas, en clara referencia a la novela de terror de Stephen King llevada al cine.

22

La siguiente noche, cerca de las cinco de la mañana, volví a escuchar el frote de uña gatuna con algún trasto. Esta vez actué con rapidez, y sigilosamente caminé hasta el sitio de donde provenían los roces. Por la ventana vi que, en el cuarto de pila comunitario, el gato que se peleaba con Nina estaba en plena faena, afilando sus instrumentos de cacería sobre una caja de anime. Por lo visto, todos los grandes misterios tienen una explicación natural.

23

Si la tía Carolina estuviera viva nos hubiese aconsejado encender velas a San Antonio de Padua, el amigo de los animales y protector de la familia Malaspina. En un viejo cuadro que trajo Mamavira, nuestra abuela italiana, de su pueblo natal, y que conservamos con mucho cariño como una reliquia, vemos a San Antonio conversando hasta con los peceS. .

También   hubiera sugerido elevar oraciones a San Martín de Porres, cuya imagen tenía la tía en su cuarto con una lamparita de aceite siempre encendida, y que a mí me llamaba poderosamente la atención por estar allí un monje de tez oscura con un perro, un gato y un ratón.

24

Nina no ha regresado, pero la estaremos esperando siempre. En un rincón de la casa está su bandeja, su plato, su comida y su taza para el agua.

C. Q. S. C. C. R. 10 de julio de 2020.





miércoles, 15 de julio de 2020

SINESTESIA FAMILIAR


SINESTESIA EN NUESTRA FAMILIA

Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
Desde mi más tierna infancia percibo que los días tienen diferentes colores y tamaños. Por mucho tiempo pensé que era algo no muy normal; sin embargo, luego supe que se trataba de una condición denominada sinestesia, especie de variación inocua de la percepción, la cual se encuentra en una de cada cien personas. Aunque otros afirman que es una persona por cada dos mil.
Para mí los días son unas franjas: el lunes delgado y amarillo, el martes es rojo, el miércoles es blanco, el jueves es rojo, pero más oscuro que el martes, el viernes es también rojo, pero más claro que los días anteriores de ese mismo color, el sábado es blanco, pero más claro y largo que el miércoles, y el domingo es rojo pero pequeño y con forma de batería gruesa de linterna.
2
La sinestesia, como concepto de la biología, es la captación de una misma sensación a través de distintos sentidos. Etimológicamente la palabra proviene del griego y se compone de los vocablos (sin-), que significa “junto”, y (aísthesis), que quiere decir sensación. Pero desde el punto de vista de la literatura es una figura retórica en la cual se le atribuye a un objeto, carente de los cinco sentidos, una sensación: “días amargos”, “minutos dolorosos”.
3
Una persona sinestésica puede oír colores, ver sonidos y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es una asociación del objeto con uno de los sentidos, es que la persona lo percibe así, su cerebro actúa de esa manera.
4
La sinestesia se establece desde el desarrollo de embrión, cuando puede cruzarse nervios y centros cerebrales que procesan la información de las sensaciones.
5
En nuestra familia son casi todos sinestésicos, empezando por Natalia, lo que corrobora la tesis de que se trata de un rasgo dominante ligado al cromosoma X.
6
Para Natalia el año tiene forma elíptica, en cuya órbita se ubican los años. Los días tienen colores y tamaños. Para Katia los días tienen sus respectivos colores. Para María cada día tiene un color, algunos números y meses también, y asocia sensaciones gustativas al tocar alguna textura. Para Natalí los días, los meses y las personas tienen colores. Ahora esa sensación la experimenta sólo con las personas y los números, especialmente los múltiplos de 3 que son de colores cálidos. Valia asocia con colores a las personas, los días, las canciones, los sabores, los lugares, las palabras y las emociones. Nicolás cuando trató de beber en un tazón metálico tuvo una evocación de la infancia, y se encontró en la casa de la abuela María tomando refresco en un vaso de aluminio. Eso se llama “fenómeno de la magdalena de Proust”, llamado así por el famoso novelista francés (1871-1922), autor de “En busca del tiempo perdido”.
Uno de los personajes de la primera de las siete novelas de Proust, “Por el camino de Swan”, está triste y moja una magdalena o galleta en té, e inmediatamente se traslada mentalmente a Combray, un pueblito de Francia donde pasaba sus vacaciones en su infancia. Después de Proust, muchos escritores, científicos y alguna gente común tuvo en cuenta el fenómeno de la asociación de ciertas manifestaciones de los sentidos con el pasado. Los primeros para usarlo en sus descripciones y jugar con los flujos de la conciencia, los segundo para investigar cómo y por qué de la aparición de esas asociaciones en el cerebro; y los últimos porque entendieron que esas cosas también pasaban con ellos y supieron que de alguna manera eran sinestésicos.




















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martes, 5 de mayo de 2020

LOS MALASPINA EN LA DIVINA COMEDIA







LOS MALASPINA EN LA DIVINA COMEDIA

Edgardo Rafael Malaspina Guerra



1
La Divina comedia, la obra fundamental de la lengua italiana, fue escrita por Dante Alighieri (1265-1321) durante catorce años y sus primeros capítulos publicados datan de 1312.
Los estudiosos estiman que La Divina Comedia es una de las obras maestras de la literatura italiana y universal, porque resume el amplio conocimiento acumulado durante siglos, desde los antiguos clásicos hasta el mundo medieval: aquí se combina la poesía con la religión y la filosofía.
El lenguaje contiene símbolos y metáforas. En la obra se citan personajes históricos y mitológicos.
Algunos de estos personajes llevan el apellido Malaspina y se les nombra de manera directa o con alusiones. Dante fue amigo personal de los Malaspina de la época que le toco vivir.
2
En el Canto XIV del Infierno se dice:
De Val Magra, Marte irá arrojando
el túrbido vapor enfurecido
y una agria tempestad vendrá tronando.*

*El vapor que Marte llevará desde Val de Magra es el marqués Moroello Malaspina, comparado con un rayo (un vapor ígneo, en el lenguaje medieval), quien a la cabeza de los luqueses, aliados de los Negros de Florencia, asaltará a los pistoyanos blancos.
3
En el Canto VIII del Purgatorio se menciona dos veces a Conrado Malaspina.
Y, como mi respuesta fuera oída,
Sordelo, y él, atrás un paso diera
como gente de pronto confundida.
Uno a Virgilio, y otro se volviera
a uno sedente, y le gritó: “Conrado,
lo que de Dios la gracia opera”

Luego viene el siguiente verso:

Fui llamado Conrado Malaspina;
no el viejo soy, más si su descendiente;
amor que di a mi raza aquí se afina.
Pero quién, en Europa, desconoce su nombre?
La fama que celebra su Casa
llevó el nombre de los Señores y el nombre
de la comarca hasta los que nunca estuvieron allá.
Y por el deseo que tengo de subir arriba,
le juro que en su raza honrada se perpetua el brillo de la bolsa y de la espada. *
Corrado Malaspina


*Conrado (Currado) Malaspina fue hijo de Federico I, marqués de Villafranca. No tuvo hijo varones y, por amor a su familia, no dejó bienes no a su mujer ni a su hija, pues todos fueron a parar a sus hermanos y sobrinos.
4
En el mismo Canto VIII del Purgatorio, el último verso dice:
Ve, me dijo, que el sol no habrá buscado
siete veces el lecho que el carnero
abarca con sus patas, y clavado
este juicio cortés y lisonjero
tú tendrás en mitad de la cabeza,
no con palabras, con mejor acero.
si el juicio en el camino no tropieza.*

*Se trata de una profecía: “No habrá pasado siete años antes de que seas recibido con honor por los Malaspina”. En 1306, en efecto, Dante había sido huésped de sta familia durante el desempeño de una misión diplomática.
5
En el canto XIX del Purgatorio está el siguiente verso:
Tengo allá una sobrina que Alagía
se llama, y buena es, mientras no pueda
pervertirla la triste casa mía.*

*Alagía, hija de Niccolo Fieschi, hermano de Ottobuono, casada con Moroello Malaspina, al que no hay que confundir con el “vapor de Marte” de Infierno XXIV.145.6.

Nota : Los versos con sus respectivas aclaratorias han sido tomados de la Divina comedia traducida por el profesor Ángel Crespo de la Universidad de Mayaguez , Puerto Rico.